lunes, 17 de febrero de 2014

TDAH Y MUCHA EMPATÍA

Hoy en día se habla mucho de TDAH y parece que hay cada vez más casos. No sabemos a ciencia cierta si es una patología, un tabú que ha creado nuestra sociedad, u otro fenómeno cuyo nombre real desconocemos. Sabemos realmente poco acerca del TDAH, no sabemos si en la antigüedad realmente existía y se ignoraba o realmente es un fenómeno contemporáneo, también se dice que en otras culturas diferentes a la nuestra no se dan casos, esta última hipótesis lo achaca todo a nuestro ritmo de vida en la sociedad occidental, que personalmente no descartaría.

Los prejuicios tienden a rechazar y a temer a lo desconocido, a buscar la vía más fácil,  a actuar por sistema. Es entonces cuando se nos plantea la cuestión de si realmente lo estamos haciendo bien, si la única solución es dar una pastilla y medicar por comodidad (sin saber hasta qué punto es bueno para su salud) o si realmente existen otras alternativas y se puede educar fuera de esta escuela tan rígida y que el niño pueda desarrollar otras capacidades.

Pues, desde aquí invito a reflexionar sobre estos temas y sobre hasta qué punto somos capaces de empatizar y comprender a los niños, me viene a la cabeza una pequeña anécdota que leí en un libro de pedagogía: Era una escuela infantil que recibía la visita de una experta en educación que se encargó de hacer una inspección (nada oficial) en dicha escuela, que había sido recientemente reformada. Cuando la experta terminó de examinar dicha escuela, le dio la enhorabuena a la educadora por tales reformas y por su buen gusto, salvo por un pequeño detalle que se le había escapado. A continuación, la experta llevó a la educadora al aula de bebés (0-1 años) y la invitó a tumbarse con ella sobre la moqueta del suelo, mirando hacia arriba. La educadora un tanto asombrada por situación le hizo caso y se tumbó boca arriba como un bebé y fue consciente entonces del grado de deterioro que sufría el techo, pues se veía viejo, estropeado y muy desgastado. La educadora no podía desde su perspectiva ver el lamentable estado del techo, y fue entonces desde que vio cómo un bebé percibía dicha vista, lo que le hizo cambiar de idea y restaurarlo lo más rápido posible, pues las pobres criaturas pasaban horas y horas, tumbadas, a lo largo del día mirando hacia ese lugar.

Con esta pequeña historia invito a reflexionar si la escuela realmente está centrada en los alumnos, o por el contrario se ha ideado todo para la comodidad del profesor, pues hasta hace relativamente poco, las escuelas contaban con instalaciones y mobiliario que podía ser perfectamente el doble de grande que un niño de 3 o 4 años que hacía uso de la escuela, hasta que hace poco se comenzó a regularizar.

Y para finalizar, os invito a leer este artículo relacionado con el TDAH que muestra algunos de los errores más frecuentes que se suelen cometer en la escuela:

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